Ayla no era consciente de lo que ocurría a su alrededor.
Fuera,en la calle, se interpretaba un majestuoso concierto de otoño. Se oían los susurros de los árboles, los insignificantes toques en el suelo de las primeras hojas caídas, el canto de los pájaros más frioleros que se dirigían a pasar el otoño al sur, el tintineo de la campana de la entrada acariciada por las últimas brisas del verano.
Ayla creía estar sola, sin embargo, se encontraba en medio de una gran orquesta.
VICTORIA PINDADO MONTERO. 2º ESO C
Anímate a comentar. Ya lo hicieron…