Un “cero” en alcohol

Recientemente apareció en la revista “Speak up” un artículo que aseguraba que el consumo de alcohol está descendiendo drásticamente en el Reino Unido: Muchos pubs están cerrando semanalmente, la gente opta por las bebidas sin alcohol (Mocktails, alcohol fee, 0.0). Por desgracia esta moda aún no ha llegado a España, nuestros jóvenes y adolescentes beben más y más y parece que no saben divertirse sin la falsa euforia que da el alcohol.

La campaña “CERO EN ALCOHOL”, promovida por el departamento de convivencia,  pretende concienciar a nuestros alumnos de los efectos negativos del alcohol: pérdida de memoria, pérdida de capacidad de concentración y creación, pérdida de la capacidad de estudiar y razonar…, por no hablar de los riesgos orgánicos tales como: gastritis, úlcera gastroduodenal, cirrosis hepática y cardiopatías.

Al principio la desinhibición, la euforia, la expresión fácil de los sentimientos, el aumento de la sociabilidad pueden parecer razones suficientes para beber pero a medida que aumenta la alcoholemia (que es la cantidad de alcohol en sangre), aparece la torpeza para hablar, la pérdida de reflejos, la confusión, la descoordinación motora, la apatía, la somnolencia etc., hasta el coma y muerte por parada respiratoria.

Durante las fiestas y fines de semana el consumo de alcohol se dispara, son muchas las situaciones donde parece que  es necesario beber, nada más lejos de la realidad. No necesitas beber para pasarlo bien, y si lo que intentas es resultar más simpático lo más probable es que  resultes patético. Si lo que pretendes es gustar a un chic@, piensa lo siguiente… ¿Alguna vez te has sentido atraído por alguien borracho?

Los jóvenes corren el peligro de desarrollar conductas perjudiciales debido al consumo excesivo de alcohol, tendrán problemas en sus relaciones, accidentes viales, daños en el desarrollo cerebral. Estas conductas tienen sus propias consecuencias para la salud de los jóvenes que incluyen riesgo de lesiones y muerte y un mayor riesgo de participar en actos de violencia y de contraer enfermedades contagiosas.

A la vista de todo esto la pregunta a plantearse es la siguiente.

¿Merece la pena beber alcohol?

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