MI EXPERIENCIA EN EL BACHILLERATO INTERNACIONAL

“Hace ya casi 2 años, en septiembre de 2021, decidí embarcarme en un periplo que condicionaría dos de los años más exigentes a nivel académico de mi vida. A diferencia del resto de mis compañeros del programa, yo había cursado la ESO en el Jorge Santayana, por lo que ya me encontraba familiarizado con la oferta educativa del BI, que había formado parte de una u otra forma del ámbito escolar de los años anteriores. Ahora, a 17 de junio de 2023, y tras haber superado multitud de adversidades, puedo decir con orgullo que he superado el Programa del Diploma (aunque me encuentro expectante por conocer las calificaciones exactas el mes que viene).

Tal y como era de esperar, los comienzos fueron impactantes: me veía ante una clase reducida, con temario diferente al de mis compañeros, un ordenador sobre mi mesa a modo de apoyo y una metodología distinta a la habitual para adquirir conocimientos. Nuevas asignaturas (TDC), proyectos (Evaluaciones Internas y Monografía) e iniciativas (CAS) se amontonaban sobre nuestros pupitres durante los primeros días, creando una incómoda sensación de colapso en lo que sería nuestro nuevo día a día. También personas completamente nuevas y, a diferencia de lo que se presupone, opuestas a mí y entre sí mismos, aunque destinadas a vivir en armonía. Desde el principio el ritmo fue frenético, siempre observando el calendario y pensando al largo plazo, tratando de gestionar todo (como diría una profesora) con autonomía y planificación, dos claves para tener éxito en el Bachillerato Internacional.

El hecho de tener que aportar con este programa a la comunidad educativa global supuso desde un principio un incentivo para muchos de nosotros, que debíamos centrar nuestras investigaciones en temas concretos y respetar e incorporar las indagaciones de investigadores previos, en un ejemplo de cooperación sin precedentes en mi vida académica hasta entonces. No olvido tampoco la tan famosa “mentalidad internacional”, la cual, a modo de suave crítica, jamás llegué a compartir de forma completa, debido a que precisamente este programa enseña a salirnos de los moldes establecidos, a ser y pensar de forma propia; forjar nuestra propia personalidad día a día, en definitiva.

Pasó un año, y llegó 2º de Bachillerato, que no nos dio tregua. Por un lado, preparar el contenido correspondiente a la EBAU y por otro, revisar continuamente las pruebas a las que nos someteríamos para demostrar nuestras aptitudes en el BI. Los últimos dos meses principalmente estuvieron cargados de un frenetismo absoluto, tan grande que ha alcanzado a dejar cierto vacío en mi día a día, ante la extrañeza de no tener que hacer nada y tener que limitarme únicamente a disfrutar unas vacaciones más que merecidas.

De esta forma, podré siempre decir que cursé el Bachillerato Internacional en el Jorge Santayana y me cambió para siempre; aunque en realidad no es la experiencia la que te curte como persona, sino aquellos a los que conoces. Me siento agradecido hacia Mila, nuestra tutora, Sandra, nuestra “hermana mayor” estos años, así como hacia el resto de los profesores del BI (María, Mar, Rebeca, Luis, José María, Miguel, Ana, Rosa…) a pesar de que no todos me hayan dado clase. Les deseo también lo mejor a Diego, Candela y Dani, mis compañeros de fatigas y sufrimiento estos meses con quienes he compartido bellos momentos, anécdotas, confidencias y risas, a Claudia, a quien extrañaré muchísimo y a Ainhoa, que ha estado siempre a mi lado. A pesar de que nosotros abandonamos este lugar ahora, sentimos que parte de nosotros permanecerá en él y parte de este nos acompañará allá donde vayamos. Quizá sea esa la verdadera magia de este programa de estudios.”

HUGO LÓPEZ DE JUAN (alumno del PD 21-23)

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