El “sobrao” de mi abuela es el típico desván de una casa de pueblo. En él, mi tío guarda algunos frutos de su cosecha como las patatas y las cebollas.
Sus escaleras de subida, un poco carcomidas por la edad, son un poco complicadas de subir debido a que están bastante separadas entre sí y tienen mucha pendiente.
Es un lugar oscuro, ya que sólo tiene un par de pequeñas ventanas por las que entra poca luz.
El tejado, desde dentro, al estar hecho de troncos y tejas viejas no es bonito, excepto porque lo hizo mi abuelo, y por eso lo encuentro una belleza especial.
Las viejas tablas del suelo se dejan caer el polvo entre ellas. Además son un poco incómodas, porque cuando caminas sobre ellas crujen y chirrían como si se fueran a romper.
En este lugar he pasado grandes ratos con mi abuelo mientras colocábamos patatas, arreglábamos alguna cosilla,… Por esta razón, cuando subo allí me da nostalgia acordándome de él.
FERNANDO JIMÉNEZ DE JESÚS 1º ESO A
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