Momentos de pasión, instantes olvidados.

Mirar atrás, ponerte a pensar y recordar…, recordar momentos únicos. Momentos especiales que gozaste como un niño. Momentos tan grandes y perfectos, que darías cualquier cosa por volver a verlos desde dentro. Momentos que, por lástima, parece a veces que no han existido. Parece como si jamás los hubieses vivido. Y eso es muy triste. Es muy triste sentir algo cercano como algo casi olvidado. Sentir que es un sueño, más que algo que has alcanzado. Darte cuenta de que ahora ya no solo ha pasado, sino que es un pasado realmente finalizado. Un pasado que jamás se repetirá igual, que la sensación trasmitida la primera vez, jamás volverá. Algo que te encantaría volver a tener, y algo que algún día, tal vez, puedas volver a tocar con tu piel. El problema es que la sensación no será la misma, y aunque puedas casi repetirla, pasará al olvido como lo hizo ya una vez. Pasará a un plano dónde parecerá de nuevo que jamás lo llegaste a ver. Es lo malo. Es el bucle de aquello que has recordado. El bucle dónde los momentos van perdiendo emoción durante el instante agraciado, para que después no sea nada más que algo soñado.

Un pensamiento y reflexión acerca de lo que realmente se llama vida: las pequeñas experiencias que hacen de nuestra existencia algo que supuestamente merezca la pena. Una duda sobre qué hacer. Una duda sobre que elección escoger: vivir algo hasta que cansado de ello estés, o vivirlo poco a poco, en trozos, para repetirlo las veces que desees. Y es que ambas te llevan al cansancio. Ambas te llevan a olvidarlo rápido. Ambas hacen de los momentos de pasión, instantes olvidados.

RICARDO MARTÍN 2º BACHILLERATO

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.