EL SANTAYANA EN PRAGA

“El viaje a Praga ha sido una experiencia en la cual hemos visitado monumentos célebres como el Castillo de Praga o el Puente Carlos. En cuanto a la gastronomía se refiere, pudimos degustar las maravillosas carnes guisadas (goulash…) que los restaurantes de la ciudad nos han ofrecido. Personalmente, he podido conocer numerosas iglesias y sinagogas, por no nombrar los cientos de calles que he recorrido en estos cuatro días. Recomiendo conocer la ciudad por cuenta propia y no con guías.”

JAVIER MORENO ALONSO, 1º BACH C

“Ha sido un gran viaje, lleno de anécdotas y momentos inolvidables gracias al trabajo detrás de su preparación. Sin ninguna duda volvería a repetir este viaje.”

LUCÍA HEREDERO COLLADO, 1°BACH C

“Durante este viaje a Praga me lo he pasado muy bien porque hemos podido ver muchos sitios de la ciudad como la catedral y disfrutar momentos con amigos. Además, también nos ha ayudado a aprender cosas sobre la historia de la ciudad.”

PABLO JIMÉNEZ MARTÍN, 1°BACH B

“Ha sido un viaje formidable sin lugar a dudas.Nuestro primer contacto con el país europeo no fue bueno debido al clima pero casi todos los días ha hecho muy buen tiempo.Hemos conocido a mucha gente de otros países, unos más majos que otros, pero lo importante es que entre nosotros nos lo hemos pasado bien y ha sido un viaje único que estoy seguro que siempre quedará en nuestro recuerdo.”

VÍCTOR LÓPEZ GARCÍA, 1°BACH C

“El primer día de viaje todos estábamos muy entusiasmados por llegar a Praga, aunque no podríamos hacer mucho ese día. Nuestro vuelo se había retrasado y en la ciudad llovía con vehemencia. En lo que llegábamos al hotel, nos repartíamos las habitaciones y nos asentábamos, el día se pasó en un pispás. Además, el cansancio nos consumía, por lo que solo salimos un ratillo por la noche a un garito. 

El segundo día se inició con la visita al castillo de Praga, donde pudimos apreciar las bellas vistas del centro de la ciudad desde el mirador, hacernos unas fotos con los guardias, adentrarnos en el antiguo Palacio Real y en el Callejón del oro, donde se encontraba la armería, las casas de los alquimistas, la casa de Franz Kafka y las salas de tortura; acabamos haciendo una cola de alrededor una hora para entrar en la catedral de San Vito y, justo a la salida del castillo, presenciamos el cambio de guardia y una manifestación en contra del aborto. Después, junto a mi edecán Adrián, pasamos por el muro de John Lennon, pedimos un deseo en el puente de Carlos, comimos goulash(guiso de ternera y verduras) y vepro knedlo zelo (cerdo asado con chucrut), que estaban exquisitos. Al juntarnos con mis otros amigos, nos dirigimos a los jardines Wallenstein, donde se encuentra el palacio del Senado, que pudimos ver incluso desde dentro con la impresionante pared de estalactita y los pavos reales. Finalmente, subimos hacia el parque de Letna en el que pasamos un rato agradable y contemplamos una panorámica de la ciudad. 

El tercer día mucha gente se había quedado durmiendo, pues la noche anterior habían ido a una discoteca, así que Adrián y yo aprovechamos para visitar por la mañana el cementerio de Olšany, el más grande de Praga, y el cementerio ortodoxo. Por la tarde, comimos schnitzel (escalope de pollo) y koleno (codillo de cerdo), platos enormes y muy ricos. Después, junto a mis amigos, alquilamos un bote a pedales para navegar por el río Moldava, y, unas horas después, nos dimos un divertido y relajante paseo en crucero. Seguidamente, nos dirigimos a la plaza de la Ciudad Vieja, en las que nos hicimos unas fotos con unos chavales que daban abrazos gratis y observamos el espectáculo del reloj astronómico. Además, pudimos probar el trdelník, un pastel tradicional eslovaco que estaba muy bueno. 

Al alba del día siguiente fuimos a visitar el monumento a Vitkov, que era colosal y se veía desde nuestro hotel. Posteriormente, marchamos al campo de Terezín, construido en honor a la reina María Teresa de Austria y que fue empleado como campo de concentración por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Allí conocimos su historia y la trágica vida de los prisioneros judíos en el campo, pues vivían todos juntos en una minúscula habitación sin luz. Por la tarde, desgustamos el svícková (solomillo de ternera marinado) en un bufé libre y visitamos la plaza de Wenceslao y la basílica de San Pedro y San Pablo a las afueras. 

En nuestro último día, nos encaminamos al Museo del Ejército de Žižkov con gran cantidad de uniformes, armas y cuadros de las distintas epocas de la historia de la República Checa. A continuación, almorzamos empanadas tradicionales argentinas en La Paisanita, con un ambiente muy ameno y un mesero muy majo con el que nos pudimos hacer una foto. Finalmente, tuvimos que volver a casa, con rapidez por nuestra preocupación por el apagón en España.”

JUAN CARLOS BUCUR, 1°BACH C

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