“Desde aquel día en el que se fue la luz me da miedo dormir. El pánico invade mi cuerpo cada vez que salgo de las ruinas a las que solía llamar hogar. En realidad hay pocas cosas que no me produzcan miedo desde entonces y, aunque pasó hace tanto tiempo, aún me cuesta asimilarlo. Los recuerdos de la muerte de mi hermano invaden mi mente la mayor parte del tiempo. Aún le veo sonriendo durante la cena por uno de esos chistes malos que nuestro padre solía contar. Recuerdo cómo al irse la luz esas personas lo sacaron entre gritos y amenazas. Recuerdo cómo al cerrar la puerta sembraron la noche de disparos. Cuando aquel espantoso sonido cesó todos salimos en búsqueda de mi hermano, aún teníamos un ápice de esperanza de que siguiese con vida. Pero no. Aquella noche nuestro padre repetía constantemente que aquel no era el cadáver de su hijo, a pesar de ser el único cuerpo que se encontraba sobre el destrozado pavimento. Sus palabras sonaban tan convincentes y reales que, en poco tiempo, todos le creyeron. La locura se apoderó de ellos. Le olvidaron, como si nunca hubiese existido, como si el dolor les hubiese borrado la memoria, pero yo sé que él era real. Aunque el recuerdo de su muerte parece un mal sueño creado por la parte oscura de mi mente, pero al fin y al cabo, cosas muy similares suceden día a día desde entonces. Yo sé que es real, pero no logro comprenderlo. No puedo creer como un país que antes estaba tan lleno de vida ahora se esté desvaneciendo tan deprisa ante nosotros.
Todos los días hay muertos, todos los días hay heridos, todos los días alguien pierde a alguien y vivimos con el temor de que, al despertar, nuestros seres queridos ya no estén a nuestro lado. Porque no puedes saber quién sobrevivirá hasta el día de mañana. Aquella gama de colores de la que gozaba nuestra ciudad ahora es simplemente una paleta de colores tristes mezclados con sangre inocente.
Y mientras escribo esto siento cómo aquellas personas que asesinaron a mi hermano me buscan, siento sus pasos cada vez más cerca pero lo que menos temo ahora es escuchar el sonido de sus ametralladoras. Espero que alguien encuentre esta carta y espero que sea lo más pronto posible, necesitamos ayuda.
SANDRA PORTEROS DEL POZO 3º ESO C
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